Todos conocemos
la gran moda de maquillaje excesivo que se utilizaba en el siglo XVIII. Una
moda donde mujeres, hombres y niños abusaban del maquillaje intentando lucir un
rostro blanco como la nieve y unas mejillas y labios rojos claramente marcados.La discreción no era ley por aquel entonces y
en su afán de destacar a menudo sufrían alergias debido a algunos de sus
componentes como plomo, mercurio o
azufre. Un coctel molotov para la delicada piel del rostro donde ni siquiera
las cejas escapaban a la imaginación ya
que cuando no las perfilaban con lápices de colores usaban unos postizos hechos
con piel de ratón. Ignoro si solo era una moda o por el contrario una necesidad
ya que mucho me temo que la falta de higiene, que tanto popularizó el uso de
pelucas en la corte del rey Luis XIV, obligaría a usar estos postizos. Una época
con mucho glamour pero con unos
problemas higiénicos realmente alarmantes.
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